Abac, Barcelona

Jordi Cruz conquista paladares, no sólo corazones

Con gran expectativa fui desde muy lejos a comer en el Abac.

Tenía sentimientos encontrados; por un lado pensaba en la fama de Jordi Cruz obtenida a raíz de su desempeño en uno de los programas más vistos del mundo, Master Chef España, y por otro lado tenía ansias de probar las creaciones de un reconocido cocinero premiado numerosas veces, incluyendo dos estrellas de la guía Michelin para ese momento.

La experiencia fue agradable desde el comienzo al entrar a un lugar sobrio, íntimo, rodeado de detalles llenos de elegancia. Luego, al ser atendido, puedes notar que cada miembro del equipo parece escogido meticulosamente, por y para una tarea específica y su premisa son las normas de cordialidad, profesionalismo y educación.

Tuve la oportunidad de degustar el menú de dieciséis platos y escogí para acompañarlos dos vinos españoles recomendados por el sommelier.

En este instante comenzó la conquista a mi paladar con un maravilloso cocktail con sabor mas no color de "Bloody Mary” junto a una jugosa fresca almeja con caviar y lima. Durante el recorrido de sabores creado por Jordi fueron llegando a mi mesa una variedad de platos con mezclas de ingredientes del país vasco preparados con distintas técnicas e impecables métodos de cocción para hacer de su menú algo brillante.

Como suele pasar hubo favoritos, "las estrellas de la noche” que brillaron reflejando la personalidad del Chef lo cual es de gran importancia. Uno de ellos fue el "Pan Chino", un brioche frito relleno de anguila asada servido con aioli y Wasabi fresco (la raíz la rallan en la mesa) lo cual encontré novedoso y un privilegio probar tal ingrediente con semejante frescura. Al probar el bocadillo entendí como los perfectos acompañantes hicieron brillar tal trozo de anguila.

El otro plato estelar fue "Sabores de playa" el cual consistía en un Tartar de calamar acompañado de una gamba cruda ambos marinados de manera muy sutil pero a la vez esa sencillez permitió disfrutar de una textura única en los mariscos que, para finalizar el platillo el toque auténtico fue sugerir al comensal chupar la cabeza de la gamba…como solo saben en España!

Terminando la larga velada, entró al salón Jordi Cruz para saludar a cada uno de sus comensales lo cual le dio autenticidad y credibilidad a cada bocado ya que vimos la cara del artista que estaba detrás de cada pieza creativa que probamos. Para culminar, tomé una taza de café en la hermosa terraza del Abac cerrando la velada con uno deliciosos y originales Petits Fours.